aquí está la crónica que me han pedido de las jornadas, recién terminada
AFRICANEANDO. SCOUTS CONSTRUYENDO UN MUNDO MÁS JUSTO
Cuando, allá por el mes de enero, recién llegado, como cada mañana de sábado, de la reunión semanal con mis castores del Grupo Saltés de Huelva, recogía aquel sobre, no podía imaginar las vivencias que hoy me siento a intentar vagamente traducir en palabras. Cuando miré aquel sello, de una perfectamente desconocida organización, una tal MAD África, junto al más que familiar emblema de la Federación de Scouts Católicos de Andalucía, ni siquiera podía hacerme una idea de la calidad humana de las personas que había detrás de aquellas siglas. Incluso tras leer la carta completa de aquella ONG que comenzaba a despertarme un interés especial, fui incapaz de formarme unas expectativas que hicieran justicia a lo que todos los asistentes hemos vivido; es más, hoy me inclino a pensar, varios días después de la clausura, que las perspectivas iniciales eran ridículas frente a lo que estaba por llegar.
Por eso cuando Silvia, una de las organizadoras, me propuso escribir una crónica de las Jornadas Africaneando, admito que me sentí abrumado, pues poner palabras a un corto e intenso fin de semana, en el que ni un solo momento he dejado de sentir la piel erizada y un nudo en la garganta, se me antoja inesperadamente complicado, incluso ahora que he decidido poner manos a la obra. Un encuentro con responsables de otros grupos Scouts, especialmente si son de otras asociaciones, siempre es una experiencia aconsejable, y una excusa inigualable para pasarlo bien; pero si a eso añadimos la presencia de una ONG joven, tanto en historia como en edad de sus miembros, y de marcadas raíces Scouts como lo es MAD África, y que casi debería decir que ha reclamado y recibido nuestra colaboración, el resultado es contundente, emocionalmente contundente. Desde la recepción en el CEULAJ de Mollina, donde tímidamente entablábamos conversación con un joven camerunés llamado Mathias, que apenas lleva unos meses en España, hasta el momento en que, con lágrimas en los ojos los que más, con la piel de gallina los que menos, nos tomábamos de las manos para entonar el tradicional Adiós Scout, no ha pasado un solo momento de “vacío mental”, si no estábamos inmersos en alguna actividad programada, como talleres de danza o de gastronomía africanas, juegos temáticos como Afrícate, agrupados por ramas tomando un primer contacto con los materiales didácticos del proyecto “África se mueve”, asistiendo a conferencias sobre la desigualdad mundial, donde presenciábamos atónitos la capacidad crítica y la oratoria de algún que otro africano, o visionando películas como 14 km o Binta y la gran idea, que recrea ésta el mundo visto a través de los ojos de una pequeña niña senegalesa, y aquélla toda la dureza de un periplo migratorio desde Mali hasta España, estábamos charlando animadamente entre los pasillos, intercambiando opiniones, o simplemente, bromeando entre nosotros, y por supuesto, con los jóvenes africanos.
Tal intensidad durante el fin de semana no hizo más que aumentar la fuerza del aluvión de sensaciones que me sobrevino una vez llegada la calma, pero sí ha habido una que me ha acompañado durante toda la estancia en Mollina, y no es otra que haber sentido, a mis 20 años y con más fuerza que nunca, que comenzaba a cumplir aquel precepto de la Ley Scout que reza “El Scout es constructor de un mundo más perfecto”, y creo que acierto de pleno al escoger este principio y al emplear el verbo “comenzar”, puesto que estas jornadas deben ser entendidas como un punto de partida, y no como un fin en sí mismas: el objetivo de Africaneando, a mi parecer, no era sino conseguir que nosotros, los responsables, tomáramos una mejor conciencia del problema africano y la desigualdad mundial, así como romper demasiados estereotipos que nuestra sociedad nos tenía impuestos; pero ahora debemos ser nosotros quienes, en nuestros grupos y con nuestros niños, nos encarguemos de ser transmisores de esta inquietud, en mi caso recién despertada, apoyándonos en el proyecto “África se mueve”, complemento perfecto a la metodología Scout para trabajar la situación africana.
En este sentido, puede decirse que Africaneando ha supuesto un éxito rotundo, donde, a través de diferentes talleres, desde los más lúdicos como la lucha senegalesa (debido a la cual aún me estoy recuperando de las magulladuras más dulces de mi vida), hasta los más reflexivos como las narraciones de las experiencias migratorias de algunos de los inmigrantes, pasando por todo tipo de actividades presididas, todas ellas, por el intercambio cultural, todos hemos sentido, hemos leído en los rostros de nuestros hermanos africanos, agradecimiento, respeto, y sobre todo, cariño. Agradecimiento por responder tan animosamente a su llamada; respeto por comprobar que hay parte de esta sociedad y de esta generación que no tiene reparo alguno en mirarles a los ojos, de igual a igual, en compartir con ellos su tiempo de ocio, no sólo en actividades programadas, sino también con alegre camaradería en los pasillos y patios; y cariño, mucho cariño, porque tengo la impresión de que, al igual que nosotros a ellos, no nos olvidarán fácilmente.
Es cierto que estas jornadas podrían haberse quedado en diferentes exposiciones sobre el problema de la desigualdad mundial, y en la convivencia entre responsables, y estoy convencido de que habríamos acabado satisfechos con ellas, pero el factor humano de Africaneando, ese que ha conseguido reabrirnos la herida de la sensibilización, que la vida cotidiana y la televisión habían cicatrizado, ese que ha provocado que, de ahora en adelante, cuando vea a un inmigrante, vea además una historia de superación, de indómito combate contra la adversidad, que me haga rendir a esa persona la más profunda admiración… las convierten en algo único, y esperemos que repetible e incluso mejorable.
No puedo poner fin a estas líneas sin dar mi agradecimiento al apoyo de todas las entidades colaboradoras, sin las cuales nada de esto habría sido posible, y al personal del CEULAJ de Mollina por su exquisito trato durante el fin de semana, pero sobre todo quiero expresar todo mi apoyo a MAD África, resaltar que su empeño en la organización de Africaneando ha merecido la pena, y animarles a continuar, cumpliendo el legado de BP, dejando el mundo en mejores condiciones de como lo encontraron. En buena parte, gracias a vosotros, África se mueve: chapó.
Buena Caza.